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domingo, 20 de septiembre de 2015
carta de una madre a su hijo que ha dejado el hogar por hacerse mayor
Hijo mío, te has hecho mayor y ya dejaste el hogar que te vio nacer:
Cuando partiste sentí que se desgarraba mi alma, un oscuro túnel cubría mi mente y los ojos no lograban ver tu rostro claramente por las lágrimas que no podía dejar de derramar.
Unos sollozos fueron oídos y no pude sino darte una bendición que te acompañaría por el resto del tiempo que estarías lejos de mí.Lejos o cerca, hijo mío, siempre te amaré.
Siempre, desde el inicio te he amado, profundamente.
Te he amado más que a mi carne y piel. He deseado tanto para ti que hubiera querido tener el poder de bajarte cada estrella para alumbrar tu camino, convertir cada uno de tus deseos en una fiel realidad…
Dicen, mi propia madre lo decía siempre, que a los hijos se les ama más que a la vida, y yo lo he hecho así, sólo que hasta ahora no me di cuenta de cuánto te pertenezco y cuánto de mí tienes. Así son las cosas de la vida, tienes que experimentar una pérdida para darte cuenta del gran amor hay en cada corazón
Recuerdo a mi propia madre con insólita admiración y una profunda gratitud porque reconozco cuanto me dio, cuanto dejó de ser por mí… y se equivocó, ¡sí, muchas veces!, pero siempre la salvó su intención de buscarme el cielo, la tierra del nunca sufrir. Espero que así puedas verme a mí también.
Una madre siempre quiere lo mejor para su hijo,
aunque le lleve a esar lejos de ella.
Hijo mío, siempre te dije que te amaba. Y siempre te soñé junto a mí. Me puse por promesa fiel que yo te protegería y pondría mi cuerpo y espíritu para arremeter contra las balas que traten de doblegar tu existencia, para defenderte de las innumerables tristezas que la vida te trae, porque nadie, nadie podría darte tanto como esta mujer que te ha amado más que a sí misma.
Te deseo un gran amor que te consuele, que te abrace, que te quiera que te transporte al mundo del amor real de pareja, y un amor cálido, de alguien que te quiera con afecto del bueno más no con un amor de mujer, como si fuera una madre... para que descanses en ella y seque tus lágrimas cuando el camino se torne difícil.
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